Sandra Toribio, la primera médica wichí recibida en una Universidad pública: una historia de superación y crecimiento

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 Falló dos veces en el ingreso, una pandemia la atravesó lejos de su familia, pero siempre supo que podía cumplir su sueño de ser una flamante médica. Sandra nos cuenta todo su proceso universitario a varios meses de haber cumplido el objetivo.

Superación, crecimiento, resiliencia y fortaleza, son cuatro palabras que definen a la perfección la historia de Sandra Toribio. Una joven de 28 años oriunda de Ingeniero Juárez, Formosa y nacida en el seno de una comunidad Wichí. 

 

El pasado 15 de diciembre Sandra terminó sus estudios en la facultad de medicina y se convirtió en la primera médica argentina de la etnia Wichí, egresada de una universidad pública. 

 

Si bien en ese momento todo fue felicidad el camino no fue fácil. Después de haber fallado dos veces en el ingreso, una pandemia en el medio de la carrera y otros obstáculos con los que tuvo que lidiar, la joven logró cumplir su sueño.

 

Ya habiendo pasado un tiempo de aquel día tan especial, Sandra contó sobre su decisión de comenzar la carrera, las adversidades por las que tuvo que pasar, cómo fue aquel día y cuáles son sus objetivos a partir de ahora.

 

UNA DECISIÓN PARA TODA LA VIDA 

 

Sandra contó que antes de tomar la decisión de estudiar medicina evaluó otras opciones entre las que se encontraba la docencia o la abogacía. «Crecí en una familia que ya tiene profesiones, entonces lo único que yo sabía era que al terminar la secundaria quería tener una profesión«, afirmó.

 

Luego de muchas razones fue que decidió estudiar medicina, lo consultó con sus padres y terminó mudándose a Corrientes para comenzar la aventura. La joven explicó que su colegio secundario tuvo un papel fundamental en su educación para decidir la profesión a la que se quería dedicar.

«Mi familia me mandó a una secundaria que es meramente de gente blanca, entonces al tener un nivel un poco más alto que las secundarias bilingües indígenas pude tener un panorama más amplio de cómo eran las profesiones, lo que era la ciencia. Esto me ayudó bastante a poder soñar y explorar qué es la ciencia y medicina», explicó.

 

EL LOGRO DE SER LA PRIMERA MÉDICA WICHÍ 

 

La flamante médica relató que cuando se enteró de este logro se llevó una gran sorpresa y que la felicidad la invadió. «Nunca imaginé que iba a generar esto el hecho de que yo me gradué en una universidad pública siendo indigena, me llevé esa gran sorpresa», contó Sandra.

 

En esta línea, también recalcó que para ella «lo importante no es que yo sea la primera, sino es que yo no sea la última, porque realmente me apasiona lo que es la educación, el crecimiento de las comunidades. Siempre mi idea es mostrar e incentivar a los miembros de mi comunidad wichí».

 

HUBO CAÍDAS, PERO SIEMPRE PUDO LEVANTARSE 

 

En esta entrevista Sandra dividió los inconvenientes por los que atravesó en tres ejes. Por un lado los personales, luego los académicos y como tercer eje la pandemia que justo le agarró cursando su tercer año de la carrera.

 

Respecto a lo personal, contó que fue todo un desafío adaptarse a otra forma de vivir, ya que tuvo que mudarse a la capital correntina donde está ubicada la universidad. Explicó que su familia siempre la crio y cuidó, entonces el hecho de salir de ese entorno fue lo que más le costó.

 

«Tener que independizarme, tener que hacer las cosas sola, fue con lo que me tuve que enfrentar, pero por supuesto esto nunca fue el motivo para abandonar. Yo sabía que me tenía que esforzar más de lo que podía dar», afirmó.

 

Respecto a lo académico manifestó que el comienzo fue lo más difícil, ya que falló dos veces en el examen de ingreso.«Fueron dos años muy duros. Recuerdo siempre que al fallar me sentía como una persona que no iba a poder con la carrera, sentía la frustración del futuro porque no sabía si iba a poder o no. Esos dos años la verdad que la pasé muy mal conmigo misma porque realmente quería estudiar medicina», insistió.

 

Como tercer punto de conflicto remarcó la llegada de la pandemia, ya que al estar lejos de su familia los sentenció como años muy solitarios. «Fueron tres meses que no sabía nada de mi familia, mi papá estuvo internado. Esa parte de la carrera la sigo recordando porque tenía que decidir si estar con mi familia o terminar mi carrera a tiempo porque ya estaba en tercer año y el hecho de volver a mi hogar, que es el campo, por la conexión no era posible».

 

Pero como si la pandemia no fuera suficiente, durante ese periodo también sufrió problemas de salud y debió enfrentar problemas económicos.

LLEGÓ EL DÍA QUE TANTO ESPERÓ 

 

Aquel 15 de diciembre del 2023 no fue un día más en el calendario para Sandra, ese día cumplió aquel sueño por el que luchó varios años. Paz y felicidad fueron los sentimientos que la invadieron en ese día que tanto esperó.

 

«No lo puedo describir con un sentimiento exacto, sabía que iba a rendir a las 14 y que mis papas habían venido para celebrar, tenía mucho miedo. El miedo constante a fallar, porque el festejo después del examen me demandaba mucho y tenía demasiado miedo, miedo a fallar y no cumplir el sueño de graduarme o fallarle a mis padres», contó.

 

Reviviendo ese día Sandra nos contó la cronología de ese momento clave. 

 

Una vez que llego a la facultad con mis papas, entro a la sala de informática porque teníamos que rendir virtual, eran 10 preguntas en 10 minutos. Me acuerdo que había contestado todas las preguntas y me quedaban 2 o 3 minutos. Me senté delante de mi teléfono y me puse a pensar lo mucho que me había costado la carrera, lo mucho que quería aprobar. 

 

Cuando nos dan la nota, ya había aprobado, me paré y el sentimiento que tuve no lo puedo explicar, se sintió como un alivio inmenso. Sentía mucha paz, porque había pasado por miles de cosas y era la sensación de que había terminado algo. Hubo muchas sorpresas, porque cuando salgo había mucha gente esperándome. No pude asimilar mis sentimientos, era un sin fin de sentimientos en minutos. Tenía paz, después felicidad, después lloraba. Lo único que quería hacer en ese instante era ir hacia mis padres y abrazarlos, porque pese a todas las cosas fueron los primeros que confiaron en mí y se merecían que les dé el toque de felicidad. 

 

Fue un día con muchos sentimientos, vi a todos mis seres queridos con mucha felicidad. creo que nunca disfruté tanto el hecho de existir en el mundo y poder sentir y ser feliz. Fue algo que nunca imaginé que iba a sentir en algún momento de mi vida. 

 

EL DESPUÉS

 

Actualmente se encuentra realizando el internado hasta el mes de diciembre y si bien por el momento la rama que más le llama la atención es la cirugía su objetivo es finalizar esta etapa y allí recién decidirlo. «Por ahora clínica y cirugía es lo que más me gusta, espero poder elegir alguna de las dos y hacer la residencia«.

 

Asimismo, manifestó que sus objetivos siguen intactos como el primer día en el que ingresó a la carrera. «Esto es algo que siempre soñé, realmente me apasiona la medicina, siempre fue mi intención volver a mis tierras, a los territorios indígenas y ayudar. Mi objetivo a corto plazo es terminar mi internado y poder hacer una residencia y volver a trabajar unos años en los territorios indígenas y ayudar en lo que yo pueda», vaticinó.

«Siempre está mi intención en ayudar en la prevención, promoción y protección de las comunidades indígenas, siempre me gustó el hecho de potenciar la educación, la salud como así también la economía de las comunidades indígenas, ese es por ahora mi objetivo a corto plazo, poder volver a los territorios indígenas y trabajar», culminó.

Fuente: Mariana Colman